Madrid, 25 oct (EFE).- El inglés Lewis Hamilton (Mercedes) se aseguró este domingo de forma matemática, y a falta de tres carreras, su tercer título de campeón del mundo de Fórmula Uno, al ganar el Gran Premio de Estados Unidos, disputado en Austin (Texas), donde firmó su décima victoria del año.
El inglés logró la cuadragésima tercera victoria de su carrera, lo que supone la tercera marca histórica de triunfos en F1, sólo superada por el francés Alain Prost, que ganó 51 veces, y por el alemán Michael Schumacher, vencedor en 91 ocasiones.
Y tras los títulos que logró el año pasado, con este equipo, y en 2008, con McLaren, firmó una tercera corona que le iguala al austriaco Niki Lauda, al escocés Jackie Stewart -único británico que presumía de 'triplete' hasta la fecha-, al australiano Jack Brabham y del brasileño Nelson Piquet.
Nacido hace 30 años en Stevenage, Hamilton -que ganó una carrera en la que el español Carlos Sainz (Toro Rosso) acabó sexto, pero al ser sancionado con cinco segundos cedió ese puesto al inglés Jenson Button (McLaren) y fue séptimo- sólo tiene ya por delante a cuatro: a Vettel y al francés Alain Prost, con cuatro títulos; al argentino Juan Manuel Fangio, cinco veces campeón; y al estratosférico Michael Schumacher, con siete coronas.
Lewis, que el sábado había sido el mejor en el último ensayo libre, en el diluvio que suspendió y retrasó un día la calificación, disputada este domingo, salía segundo, al lado de Rosberg, que horas antes había logrado su decimonovena 'pole' en F1, al haber dominado la cronometrada principal, cuyas diez primeras plazas se validaron con el resultado de la Q2, al cancelarse por lluvia la tercera ronda.
Pero lejos de calcular para conservar un claro liderato, el inglés atacó de salida y rebasó en la primera curva a su compañero, que en esa esquina también se vio superado por los dos Red Bull del ruso Daniil Kvyat y del australiano Daniel Ricciardo.
De golpe, Rosberg circulaba cuarto, justo delante del mexicano Sergio Pérez (Force India), que mantenía la quinta plaza de parrilla y que mantuvo su racha positiva al acabar en esa posición, por detrás del holandés Max Verstappen (Toro Rosso), que repitió su mejor resultado del año al finalizar cuarto en Austin.
Vettel, que, tras perder diez puestos por cambiar el motor de su Ferrari, ya era sexto en esos momentos.
Los españoles corrieron suerte dispar en el arranque de la prueba. Sainz, que salió último, tras accidentarse y parar unos minutos, con bandera roja, la primera ronda (Q1) de la crono, ya era undécimo tras dos vueltas y circulaba noveno en la séptima.
Alonso, que había arrancado noveno, se tocó en la salida con el finlandés Valtteri Bottas (Williams), que dañó la parte trasera de su McLaren, por lo que tuvo que parar, bajó al fondo de la parrilla y era decimosexto tras ocho vueltas. Cuando Nico había remontado y era segundo, tras superar a los Red Bull.
La cabeza se estrechaba y Ricciardo, que había superado a su compañero, rebasó también a Nico y era segundo tras quince vueltas. 'Checo' seguía quinto, delante de 'Seb', con los Toro Rosso de Verstappen y Sainz -octavo- intercalados entre los Ferrari,
En la 16, Ricciardo lideraba tras rebasar a Hamilton, atacado por Rosberg, a su vez acosado por Kvyat. El australiano se destacaba y Nico le acabaría devolviendo la maniobra en la primera curva a Lewis, al que superó en la 19, antes de la primera parada del inglés, que cambió los intermedios por blandos.
Ricciardo y Rosberg entraron una más tarde y mantuvieron los dos primeros puestos al regresar a pista, con Kvyat tercero, delante de Lewis. Cinco vueltas después, los Mercedes rebasaban a los Red Bull y Nico encabezaba la prueba por delante del australiano y de su compañero y rival inglés.
Justo antes de la mitad de carrera, cuando Hamilton ya era segundo, en la 27, se paró el Sauber de Marcus Ericsson y entró a pista el 'safety car' para que se pudiera retirar el coche del sueco, momento en el que aprovecharon para parar, entre otros, Alonso y Sainz.
Vettel, que iba quinto, rebasó nada más retirarse el coche de seguridad a los Red Bull, a los que también superó Verstappen, que a falta de veinte giros era cuarto, por detrás de los Mercedes y del cuádruple campeón mundial alemán.
Hamilton se resistía a aplazar festejos y comenzaba a marcar vueltas rápidas, hasta que se decretó un coche de seguridad virtual tras el toque entre Ricciardo y el alemán Nico Hülkenberg (Force India). Rosberg entró en boxes, pero Lewis siguió en pista y Vettel era segundo en unos momentos en los que los Mclaren de Button y Alonso eran quinto y sexto.
Nico adelantó a su compatriota Vettel en la 42, un giro antes del accidente de Kvyat, que provocó una nueva entrada del 'safety' y la parada en garajes, entre otros, de Hamilton y Vettel.
Reordenados, Rosberg lideraba por delante de Lewis y Verstappen; con Vettel cuarto, por delante de Alonso y Pérez (único con medios), que afrontarían las últimas once vueltas en quinta y sexta posición.
Vettel superó a Max y Fernando a Checo en unos momentos emocionantes en los que Rosberg se pasó sólo de línea, se fue ancho, y Hamilton le superó a ocho vueltas del final, desde donde enchufó la directa hacia su tercer título Mundial.
Los neumáticos del coche de Alonso no aguantaron y el asturiano acabó undécimo el día que Hamilton festejó su tercera corona a falta de tres carreras, la del próximo domingo, en México; y la que cerrará el Mundial el 29 de noviembre en Abu Dhabi, dos semanas después del Gran Premio de Brasil, en Sao Paulo.
Adrian R. Huber
Adrian R. Huber
Madrid, 25 oct (EFE).- El inglés Lewis Hamilton (Mercedes), que este domingo se ha proclamado, por tercera vez, campeón del mundo de Fórmula Uno, se ha convertido por méritos propios en un icono de este deporte, que, al desoír consejos de expertos, acertó al cambiar de equipo e inmortalizó en la categoría reina el número 44.
Tras ganar el campeonato de las Series GP2 en 2006, Hamilton, de 30 años, debutó en Fórmula Uno en 2007, con McLaren y al lado del español Fernando Alonso, que venía de convertirse, con Renault, en el doble campeón mundial más joven de la historia.
Entre el doble campeón mundial asturiano, que había llevado el '1' a McLaren, y el talentoso debutante inglés no tardaron en saltar las chispas. Justo el tiempo que tardó la prensa británica y Bernie Ecclestone, mandamás de la F1, en darse cuenta de que estaban ante el mejor producto posible para un deporte que es al mismo tiempo espectáculo, guerra industrial y, sobre todo, un gigantesco negocio.
Lewis no sólo era rápido. Era negro. Se podía convertir en el primer gran piloto de esa raza y eso ampliaba a cientos de millones los potenciales nuevos seguidores del circo del gran motor. El chico de Stevenage estaba llamado a representar en Fórmula Uno lo mismo que el estadounidense Tiger Woods en el mundo del golf.
Después de subirse al podio en sus cinco primeras carreras, Lewis festejó su primer triunfo en Canadá, antes de repetirlo en Estados Unidos una semana después, en el último Gran Premio disputado en Indianápolis. Hamilton, que apuntaba a convertirse en el campeón más joven de la historia -plusmarca que detentaba su compañero- se quejó ante los medios ingleses de que su equipo había favorecido a Alonso en Mónaco.
Y a partir de ese momento, todo el asunto comenzó a írsele de las manos a Ron Dennis, jefe de equipo de las 'flechas de plata'.
En Hungría -donde Hamilton festejó su tercer triunfo, después de que a Alonso le 'bajasen' de la 'pole' al sexto puesto, en no del todo claras circunstancias- se declaró la guerra civil interna; McLaren había sido sancionado por un asunto de espionaje y un año que apuntaba a doblete de títulos acabó como el rosario de la aurora: en la última carrera, por un solo punto sobre ambos, el finlandés Kimi Raikkonen se acabó llevando el Mundial, en Sao Paulo.
Con Alonso lejos de Woking, al año siguiente Hamilton ya se convertía en indiscutible rey y señor de una escudería que afirmaba llevar "en la sangre". Mejoró en uno los cuatro triunfos de 2007 y le 'birló' el título, ante su público paulista y en la última curva, al brasileño Felipe Massa, al que superó en un punto.
En los siguientes cuatro años en McLaren, nunca pasó del cuarto puesto en el certamen. En 2009, año en el que se coronó con Brawn su compatriota Jenson Button, ganó sólo dos carreras. Y entre 2010 y 2012 fue testigo de los primeros tres años triunfales del alemán Sebastian Vettel, que encabezó el cuatrienio glorioso de Red Bull.
Lewis repitió en 2011 las tres victorias que había logrado un año antes y las aumentó a cuatro en 2012, cuando anunció que abandonaría McLaren y que se enrolaba en el proyecto Mercedes, con el que el alemán Michael Schumacher -hombre récord de la F1, con siete títulos y 91 triunfos- sólo había logrado un podio en tres temporadas.
Las críticas le llegaron desde muchísimos ángulos, pero, sobre todo, desde su propio país, donde estimaban que el cambio sería a peor y que pronto echaría de menos McLaren. Tardó sólo dos carreras en hacerlo: en Sepang, durante el Gran Premio de Malasia de 2013, pretendió hacer un 'pit stop' con su flamante Mercedes en el box de su antiguo equipo, provocando la anécdota divertida de la segunda carrera de un año en el que sólo logró un triunfo.
Hamilton resistió más comentarios en su contra cuando acabó la temporada con sólo una victoria. Y a partir de ahí, demostró a los detractores de su cambio de equipo que los grandes equivocados habían sido ellos.
2014 se convirtió en el primer año de la dictadura deportiva de Mercedes, que tomaba el testigo de Red Bull.
Tras retirarse en la carrera inaugural, en Australia, el inglés encadenó en las siguientes pruebas cuatro victorias que aumentaría a once para ganar su segundo título, que no pudo festejar hasta la última etapa, en Abu Dhabi, donde se estrenó -para retirarse justo después- la regla de puntuación doble en la última etapa del año.
En la primera temporada en la que los pilotos podían elegir el número de su coche, sin la obligación de portar el '1' de campeón, Lewis inmortalizó el '44' con el que acaba de repetir título.
Si el año pasado hubo lugar a dudas y se establecieron claras reglas internas de no agresión, 2015 sirvió como confirmación definitiva de que el líder indiscutible de Mercedes es Hamilton. Que en Austin firmó, con su cuadragésima tercera victoria, la tercera mejor marca histórica de triunfos en F1, deshaciendo el empate que le unía a Vettel desde hace dos semanas, en Rusia.
Donde había superado las 41 de su ídolo, el brasileño Ayrton Senna, fallecido en 1994 tras ganar tres títulos.
Los que igualó este domingo el excéntrico Miembro del Imperio Británico, que luce cadenas de oro, numerosos tatuajes y peinado con rubio platino; y se prodiga en las redes sociales, en las que ha convertido en estrella a su bulldog favorito, de nombre Roscoe.
Hamilton logró su décimo triunfo del año este domingo, para empatar también las tres coronas de uno de sus jefes, el austríaco Niki Lauda, mito viviente de la categoría reina del automovilismo; y las del escocés Jackie Stewart, único británico que presumía de 'triplete' hasta la fecha.
Además, se colocó a la altura del australiano Jack Brabham y del brasileño Nelson Piquet. Sólo tiene por delante a cuatro: Vettel y el francés Alain Prost, con cuatro títulos; el argentino Juan Manuel Fangio, cinco veces campeón; y el estratosférico Schumacher, con siete coronas.
Entre las 91 victorias de Schumacher y las 43 suyas sólo tiene ya al citado Prost, que ganó 51 carreras de Fórmula Uno y al que, si mantiene la racha gloriosa de estos dos años, podrá igualar en títulos y superar en triunfos en 2016. A bordo de un coche muy dominante, no hay nadie que pueda discutirle su talento. Hamilton ya es un mito.
Redacción deportes, 25 oct (EFE).- El inglés Lewis Hamilton (Mercedes), que se aseguró este domingo de forma matemática y a falta de tres carreras, su tercer título de campeón del mundo de Fórmula Uno, al ganar el Gran Premio de Estados Unidos, disputado en Austin (Texas), dijo que "ganar un campeonato es tu grandeza en este momento"
Hamilton, de 30 años, que firmó su tercer título -después del logrado el año pasado y el que obtuvo en 2008 con McLaren-, el día que logró su décimo triunfo de la temporada y el cuadragésimo tercero en Fórmula Uno, indicó, al ser preguntado en la rueda de prensa oficial de la FIA (Federación Internacional del Automóvil) posterior a la carrera, que "el objetivo último por el que corres es dar el máximo de tu rendimiento".
"Por eso, ganar un campeonato es tu grandeza en este momento", apuntó el inglés, que, al ganar por delante de su compañero Nico Rosberg en el Circuito de las Américas, firmó el noveno 'doblete' del año para Mercedes, que hace dos semanas, también se había asegurado de forma matemática la revalidación del título de constructores.
"No soy el único que ha conseguido cosas en mi familia", declaró, orgulloso el único campeón de raza negra de toda la historia de la Fórmula Uno. "Mi padre salió de la nada y trabajó mucho para que sus hijos tuvieran una vida mucho mejor que la suya".
"Y mi hermano (Nicolas, de 23 años) es uno de los discapacitados que compite en automovilismo. Además, no quiere aprovecharse de mis éxitos, quiere seguir su propio camino. Estoy muy orgulloso de él; y espero poder ser una inspiración para mi hermano", indicó el triple campeón mundial británico.
Al ser preguntado si su objetivo es el de igualar el récord de siete títulos mundiales del alemán Michael Schumacher, Hamilton indicó que supone que "para (el alemán) Sebastian (Vettel, de Ferrari, que acabó tercero este domingo y que estaba a su lado en la rueda de prensa) será el objetivo".
"Mi objetivo era lograr los tres títulos de Ayrton (Senna, brasileño). No sé qué más va a llegar. No tengo ya a nadie que igualar, así que seguiré mi camino, hacia adelante", explicó Hamilton.