Redacción Deportes, 27 ene (EFE).- Solo dos jugadores han ganado el Abierto de Australia sin ceder un set. Uno de ellos, el australiano Ken Rosewall en 1971, cuando para hacerse con el torneo se necesitaban cinco partidos. El otro, el suizo Roger Federer en 2007, puede repetir este domingo, y de conseguirlo sumaría el sexto título en Melbourne Park y el vigésimo en el Grand Slam.
Para el de Basilea es su séptima final en el primer grande de la temporada, con triunfos en 2004, 2006, 2007, 2010 y 2017, y una sola perdida, la del 2009 contra el español Rafael Nadal, por 7-5, 3-6, 7-6 (3), 3-6 y 6-2, después de un maratón de cuatro horas y 19 minutos.
La única vez que Cilic venció a Federer en los nueve choques que han mantenido fue en las semifinales del US Open de 2014, torneo en el que ganó su único título de Grand Slam. Este domingo disputará su tercera final de un grande, la primera en Australia, y quiere olvidar la de Wimbledon en el 2017, perdida contra el suizo por 6-3, 6-1 y 6-4.
Un nuevo éxito ante permitiría a Federer igualar los seis títulos que el serbio Novak Djokovic consiguió en Melbourne Park y distanciarse en el contador histórico de victorias en Grand Slam.
"Sería feliz si consiguiera al menos uno más antes de mi retirada", reconoció Federer, que con 36 años y 173 días, es el tercer finalista de mayor edad en Australia. Le preceden en este ránking Ken Rosewall (37 años y 62 días) y Mal Anderson (36 años y 306 días), finalistas en 1972.
"Cilic es un ganador. Lo dice la forma en la que se comporta en la pista. Está ahí para ganar, no solo por estar", anunció el suizo sabiendo que aunque es el gran favorito, no puede descuidarse ante un jugador que tiene en su brazo un bazoka y que lleva ya 107 saques directos en esta edición.
"Roger es el jugador con mayor éxito en Grand Slam. Mantiene un nivel muy alto durante muchas rondas y consigue ser mejor y mejor cuando llega a semifinales, finales. Siempre es un gran reto jugar contra él", apuntó Cilic, en declaraciones a la web de la ATP.
"Ganar el US Open le dio la confianza necesaria para creer en sí mismo", analizó por su parte el suizo. "Cuando llega a momentos decisivos, ya sabe que puede elevar su nivel. Me gusta su actitud, es muy profesional".
"Siempre se comporta igual gane o pierda. En pista es un ganador. Sale a ganar. Me gusta esa actitud, la de no conformarse o sentirse feliz con unos cuartos. La actitud de ir a por más", abundó el número dos del mundo.
La cordialidad reina entre ambos. Y la casualidad les reunió en las Islas Maldivas, cuando coincidieron de vacaciones el año pasado. "Llegué primero y luego él", explicó Federer. "Cuando llegó, no quise molestarle. Él tampoco. Pero al cabo de unos días me escribió: 'Estoy aquí, si te apetece que quedemos me dices'. Le dije que estaría bien que entrenáramos un día porque es bueno mantener el ritmo".
"Luego nos encontramos para ir a tomar algo con nuestras familias. Conocí a su prometida, comimos pastel juntos. Toda mi familia estaba allí. Nuestros caminos se cruzaron varias veces y fuimos a entrenar un par de días juntos", dijo Federer .