A tan solo horas de disputarse la esperada final de la Copa del Rey 2025 entre el Real Madrid y el FC Barcelona, una fuerte polémica ha estallado entre el club merengue y el cuerpo arbitral, poniendo en duda el ambiente de imparcialidad previo al encuentro.
El contenido generó indignación en el colectivo arbitral. En una rueda de prensa previa al partido, tanto De Burgos Bengoetxea como el cuarto árbitro, Pablo González Fuertes, manifestaron su malestar. De hecho, De Burgos llegó al borde de las lágrimas, visiblemente afectado por lo que calificó como “ataques personales”.
La respuesta del Real Madrid no se hizo esperar. El club calificó de “inadmisibles” las declaraciones y acusó a los árbitros de “hostilidad manifiesta”. En protesta, el conjunto blanco decidió no asistir a los actos oficiales organizados por la Real Federación Española de Fútbol (RFEF): ni entrenamiento oficial, ni rueda de prensa, ni cena de gala.
Además, el club ha solicitado formalmente la remoción del equipo arbitral para la final, aunque la RFEF ha ratificado su decisión de mantener a los designados, lo que ha intensificado aún más la controversia.
Este ambiente de alta tensión amenaza con marcar un precedente en la historia reciente del fútbol español. La final entre Real Madrid y Barcelona, que se disputará este sábado a las 22:00 en el Estadio de La Cartuja (Sevilla), llega así rodeada de incertidumbre, protestas y un clima de tensión institucional sin precedentes.
Por: Rodolfo Mendoza