Barcelona, 30 ene (EFE).- El entrenador del Barcelona, Luis Enrique Martínez, consiguió el pleno de victorias (6) ante el Atlético de Madrid de Diego Simeone, en un partido vibrante en el que, en el primer tiempo, se bordeó la delgada línea roja entre la intensidad y el juego subterráneo.
Y eso que este sábado en el Camp Nou los visitantes completaron una primera media hora brillante en la que pusieron en muchos apuros a los locales, ahogados por la presión de su rival.
En parte fue un inicio de partido calcado al que el Barcelona jugó el pasado miércoles ante el Athletic Club: presión avanzada del rival, dificultad en la salida del balón y desconexión entre los volantes y el tridente ofensivo.
Una lección táctica de Simeone que descolocó a un Camp Nou que se vistió por la ocasión con la mejor entrada de la temporada (94.990 espectadores).
El premio llegó temprano con el gol de Koke (min.10) al que el Barcelona le costó 20 minutos en reaccionar, el tiempo que Neymar y Alba tardaron en descolocar por vez primera el entramado defensivo de Simeone y dejar el balón franco para que Messi anotara dentro desde el interior del área.
El argentino puso fin a la racha de imbatibilidad de Oblak en 483 minutos, que veía como, ocho minutos después, Suárez daba la vuelta al marcador en un primer tiempo en el que los rojiblancos pagaron cara la intensidad en su juego.
Y es que el colegiado Undiano Mallenco amonestó a Gabi, Godín y Juanfran, y no dudó en mostrar la roja directa a Filipe Luis al filo del descanso, tras un durísimo planchazo que impacto con la rodilla izquierda de Leo Messi.
La entrada indignó tanto a Luis Enrique que entró enfurecido al terreno de juego para recriminar la entrada al cuarto árbitro y al asistente.
Esa acción fue el único punto negro de un primer tiempo en el que la pegada del Barcelona se impuso a la solidez del Atlético de Madrid.
La expulsión no mermó ni las esperanzas ni las fuerzas de los colchoneros, que firmaron otro inicio de segundo tiempo prometedor en el que a punto estuvieron de empatar.
Fue en un remate de Griezmann en el interior del área. El instinto de Claudio Bravo evitó que subiera al marcador cuando el francés ya estaba casi celebrándolo.
Pero las buenas intenciones colchoneras se vieron frenadas en seco en el minuto 65, cuando Godín vio la segunda amarilla tras una entrada a destiempo a su compatriota Luis Suárez.
El partido se acabó en esa acción. El Barça, algo irregular, no quiso hurgar en la herida de un equipo que jugaba con nueve y sacó rédito a su corta ventaja para sumar tres puntos que le permiten hacerse con el liderato en solitario de la Liga.
El Atlético suma el cuarto encuentro consecutivo, entre Liga y Copa del Rey, sin conocer la victoria. Simeone, por su parte, sigue sin saber lo que significa ganar al Barcelona de Luis Enrique, a pesar de que, por momentos, estuvo a punto de conseguirlo. Las tarjetas y las expulsiones acabaron con su plan.
Si la Liga de Campeones no dice lo contrario, el 'Cholo' deberá esperar otro año más para superar al Barcelona una de sus bestias negras en el último año y medio.