El histórico Olympique de Lyon, siete veces campeón de Francia, ha sido descendido administrativamente a Segunda por la DNCG, el órgano financiero que supervisa la Ligue 1. La sanción se basa en una deuda acumulada de más de 500 millones de euros, lo que deja al club al borde del abismo económico y deportivo.
La decisión, confirmada este martes tras una larga reunión entre la DNCG y John Textor, dueño del club, mantiene en pie una medida ya planteada en noviembre de 2024. Aunque Textor aseguró que la reunión “no tuvo complicaciones”, las autoridades financieras consideran que los argumentos expuestos no son suficientes para garantizar la viabilidad del proyecto.
El club francés, que no pisa la Ligue 2 desde la temporada 1988-89, ahora prepara una apelación urgente para evitar un nuevo capítulo oscuro en su historia. Mientras tanto, se calcula que necesitarán ingresar al menos 175 millones de euros para revertir el fallo, una cifra que difícilmente podrán reunir en el corto plazo.
El descenso no solo afecta lo deportivo. La no clasificación a la Champions League —torneo que habría representado ingresos de hasta 50 millones—, sumado a las pérdidas declaradas de 90 millones al cierre de 2024, han acelerado la debacle. Ya en diciembre, el club advertía que sus números eran tres veces peores que los de 2023.
En su intento por recuperar solvencia, el Lyon ya vendió piezas clave. Rayan Cherki fue traspasado al Manchester City por 42,5 millones, mientras que Anthony Lopes, Maxence Caqueret, Saïd Benrahma y Gift Orban también salieron. Aún así, no fue suficiente para cumplir los parámetros de la Ligue 1 y evitar el castigo.
Cabe recordar que, recientemente, el club logró esquivar otra sanción, esta vez de la FIFA, que amenazaba con prohibirle fichajes por una deuda de apenas 2.000 euros en transferencias. Esa advertencia parecía menor en su momento, pero fue el reflejo temprano de un sistema que ya colapsaba.
El Olympique de Lyon, con una rica historia y gran tradición en el fútbol francés, enfrenta ahora su crisis más severa. El futuro inmediato dependerá del fallo tras la apelación, aunque el panorama, tanto financiero como deportivo, se presenta cuesta arriba.