Mundialistas de asfalto. Nuestras futsaleras y futsaleros se forman en la calle, en el concreto, en espacios reducidos y desnivelados. Se forman con las rodillas costradas y pintadas del rojo del "mercurio cromo". Potencian sus habilidades con cualquier cosa redonda que se parezca a un balón. Desarrollan la resistencia con horas y horas de juego tratando de escapar del hambre y los riesgos sociales del barrio. Exprimen las glándulas sudoríparas con telas rotas y descoloridas. Corren y saltan con zapatos descocidos o con el callo de sus pies. Soportan el déficit calórico con una montaña de arroz y una salchicha rebosada de nitritos. Y podría escribir cientos de factos sobre las carencias de nuestras futsaleras y futsaleros, y muchas y muchos se sentirán identificados con estas narrativas, pero me siento derrotado ante la indiferencia de "los malos servidores públicos del deporte" cada quinquenio. ¡Es frustrante! Ya tenemos 5 clasificaciones a mundiales de futsal: 4 masculinos y 1 femenino. Y todavía no tenemos una pinche duela 40×20 metros. Lo que hicieron las niñas del Futsal en el Premundial —las escogidas por Dios y Amarelis de Mera— es "una bofetada" para los que utilizan nuestros impuestos en todo menos deporte. Ya FPF trabaja en una duela en el CAR de Burunga financiado por FIFA, mientras Pandeportes dice, ¿yo, invertir en futsal (jajaja)? Ni modo, toca seguir consiguiendo logros con lo que hay, porque en Panamá solo interesa, ¿qué hay pa' mi?
¡¡¡FELICIDADES, CHICAS!!!
