Minneapolis (EE.UU.), 23 ene (EFE).- La Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL) que tiene ya su centro de operaciones en Minneapolis, donde el próximo 4 de febrero se va a disputar la edición LII del Super Bowl, informó hoy que los Patriots de Nueva Inglaterra saldrán al campo como el equipo local y uniforme blanco.
Los Patriots, que llegan como los grandes favoritos al triunfo, en el que será el décimo Super Bowl que disputen, tendrán esta vez de rivales a los Eagles de Filadelfia, campeones de la Conferencia Nacional (NFC), que saldrán al emparrillado del U.S. Bank Stadium, de Minneapolis, como equipo visitante y tendrán que elegir entre los uniformes de color negro o el verde tradicional.
La designación del equipo local y visitante quedó establecida una vez más en función de la rotación que establece la NFL con las distintas conferencias.
El año pasado fueron los Falcons de Atlanta, campeones de la NFC, los que jugaron en Houston como locales y con el uniforme rojo, mientras que los Patriots, aunque fueron los visitantes también eligieron el uniforme blanco.
Dentro de la franquicia de Nueva Inglaterra hay una preferencia por el uniforme de color blanco con el que han disputado cuatro Super Bowls y ganado tres, todos bajo la dirección del entrenador en jefe Bill Belichick y el mariscal de campo estelar Tom Brady.
Mientras que con el uniforme azul han disputado otros cuatro y han repartido honores (2-2) y sufrieron una derrota con el único Super Bowl que jugaron vistiendo el de color rojo.
Tambien a nivel general de los equipos que han disputado el Super Bowl con uniforme blanco, de las últimos ediciones, 12 han salido campeones.
El último equipo que se coronó campeón con un color diferente fueron los Packers de Green Bay cuando en la edición XLV del 2011 vencieron por 31-25 a los Steelers de Pittsburgh, en el Cowboys Stadium, de Arlington (Texas).
Mientras que en Minneapolis se dan los últimos toques a los preparativos para recibir a más de 70.000 personas que visitarán la ciudad durante la semana previa a la disputa del Super Bowl, el segundo que se va a celebrar, el anterior fue el de la edición XXVI de 1992, pero su jugó en el ya desaparecido Metrodome.
Los Redskins de Washington, campeones de la NFC, consiguieron la victoria al imponerse por 37-24 a los Bills de Buffalo, de la AFC.
El escenario para el duelo entre los Patriots y los Eagles, esta vez, será el flamante nuevo estadio cubierto U.S.Bank Stadium, que tuvo un coste de 1.100 millones de dólares e inaugurado el 22 de julio del 2016.
Cuando todo estaba preparado para que fuese el escenario perfecto y soñado para el equipo local de los Vikings de Minnesota, todo se vino abajo con la derrota que sufrieron el pasado domingo frente a los Eagles (38-7) en el duelo por el título de la NFC.
Ahora los responsables de la NFL ya trabajan en acondicionar todo el campo para que se convierta en un recinto neutral, donde los Patriots y los Eagles decidirán al próximo campeón del Super Bowl.
Precisamente, la eliminación de los Vikings ha hecho que el valor de las entradas para ver el partido hayan bajado de manera considerable en los últimos días.
De acuerdo a las últimas informaciones ofrecidas por el mercado secundario, los precios que el domingo antes de conocerse la suerte de los Vikings estaban en 5.000 dólares, ahora ya se encuentran por debajo de los 3.500 dólares.
Se espera que la tendencia se mantenga en los próximos mientras los aficionados locales se recuperan de la frustración de la derrota y eliminación que su equipo sufrió el pasado domingo.
Antes de la derrota de los Vikings, las entradas más accesibles habían alcanzado un máximo de valor de 5.500 dólares cada una y actualmente se pueden conseguir las mismas por 4.300 dólares.
El favoritismo que siguen teniendo los Patriots en el mundo de las apuestas (7,5) tampoco favorece que el valor de las entradas, de momento, cambien su tendencia a la baja.