Uno se puede lesionar levantándose de la cama, subiéndose al autobús y hasta bañándose. Es estúpido culpar a Thomas Christiansen de la lesión —ligamento cruzado— de Andrés Andrade con Panamá ante Galicia. El que sabe un poquito de fútbol, entiende que los partidos de preparación son necesarios y no se pueden despreciar. Punto.
¿Y para qué son necesarios? Para que los titulares no pierdan ritmo, para probar asociaciones, para memorizar la movilidad y para arropar a los más jóvenes. No hay que tener 5 dedos de frente para entenderlo.
Duele lo de Andrés Andrade, es un jugador irreemplazable, pero también se pudieron lesionar Édgar Bárcenas, Michael Amir o Eric Davis. Esto es fútbol. Además Christiansen necesita aprovechar la culminación de las ligas europeas para refrescar conceptos de cara a la Eliminatoria y Copa América. Después le estamos exigiendo resultados.
Hagamos plana: no nos dejemos contaminar con las frasecitas de rotación, del descancito y demás tonterías que no se escuchaban antes y no habían tantos lesionados. El jugador de fútbol está hecho para jugar, siempre tendrá el riesgo de lesionarse y vengan como quieran.
¡Pronta recuperación, Andrés Andrade!