Jugando con urgencia y precisión, los Indiana Pacers evitaron la coronación del Thunder al imponerse 108-91 y empatar la serie de las Finales de la NBA. En una noche mágica en el Gainbridge Fieldhouse, Indiana llevó la definición a un inédito Juego 7 desde la histórica serie de 2016 entre Cavaliers y Warriors.
El encuentro arrancó cuesta arriba para los locales: un contundente mate de Jalen Williams obligó a Rick Carlisle a pedir tiempo muerto con apenas tres minutos jugados y un marcador 8-2. Sin embargo, el mal inicio pronto quedó atrás. Pascal Siakam encendió la chispa y Andrew Nembhard clavó dos triples seguidos que revirtieron la tendencia.
La figura de Tyrese Haliburton —quien estaba en duda hasta minutos antes por una molestia en la pantorrilla— fue clave. A pesar de las limitaciones físicas, el base sumó 14 puntos, 5 asistencias y 2 robos en 23 minutos, liderando un parcial demoledor en el segundo cuarto que dejó sin respuestas al Thunder.
La clave estuvo en el esfuerzo colectivo. Siete jugadores de Indiana anotaron al menos un triple, seis superaron los diez puntos y el equipo estableció una marca histórica al convertirse en el primero con ocho jugadores con más de 200 puntos en una sola postemporada. Conectores como Haliburton, Siakam y TJ McConnell fueron fundamentales para sostener el ritmo y cerrar con autoridad.
En contraste, el Thunder vivió su peor noche en mucho tiempo. Shai Gilgeous-Alexander perdió ocho balones, su peor marca en playoffs. Solo tres jugadores (SGA, Williams y Hartenstein) lograron anotar en dobles dígitos. Además, fueron dominados en el juego de posesión: los Pacers lanzaron 18 veces más al aro.
La diferencia fue tan clara que todos los titulares de OKC estuvieron en la banca al comienzo del último cuarto. Una imagen que contrasta con lo visto en el Juego 5, cuando los de Oklahoma se impusieron gracias a 40 puntos de Williams y 31 de SGA, además de convertir 32 puntos tras pérdidas rivales.
Lo que viene promete ser épico. El séptimo partido de las Finales de la NBA se disputará el domingo en el Paycom Center, donde el Thunder ha sido muy sólido con un récord de 10-2 y una diferencia de puntos de +20.6. Indiana, por su parte, llega con confianza tras sumar su décima victoria como no favorito en esta postemporada, igualando el récord de los últimos 35 años.
Los antecedentes son emocionantes. Solo tres veces ha habido un séptimo partido en las Finales en este siglo: 2016, 2013 y 2010. En todos los casos, el drama y la tensión fueron protagonistas. Ahora, Oklahoma City Thunder o Indiana Pacers escribirán su propia historia y levantarán por primera vez el Trofeo Larry O'Brien.
Por: Rodolfo Mendoza