Con una actuación legendaria de su estrella y en medio de una final que tuvo de todo, el NBA coronó a un nuevo campeón. El Oklahoma City Thunder conquistó su primer título desde su mudanza a Oklahoma tras vencer 103-91 a los Indiana Pacers en un séptimo partido marcado por la intensidad y la tragedia.
La noche consagró a Shai Gilgeous-Alexander, quien firmó 29 puntos, 12 asistencias y 5 rebotes, completando una temporada histórica. Fue el MVP de la final, máximo anotador del curso (32.7 puntos por partido, récord absoluto), MVP de la temporada regular, y miembro del primer equipo All-NBA. Un dominio absoluto que no se veía desde Shaquille O’Neal en 2000.
Pero el desenlace también tuvo un momento desgarrador. Tyrese Haliburton, quien jugaba tras arrastrar molestias en el gemelo, se rompió el tendón de Aquiles en el primer cuarto tras anotar tres triples. Con él, se derrumbó la esperanza de los Pacers. El base fue retirado entre lágrimas mientras su equipo perdía impulso y corazón.
El Thunder, con un núcleo joven y sin jugadores con más de 10 años de experiencia, fue el campeón más precoz desde los Blazers de 1977. A su vez, se convirtió en el tercer equipo en los últimos 30 años en ganar múltiples séptimos partidos en una misma postemporada tras los Celtics (2008) y el Heat (2013).
A lo largo del curso, Oklahoma City construyó una campaña para los libros: 68 victorias en temporada regular (marca de franquicia), 84 sumando playoffs (tercera mayor cifra en la historia), y una diferencia de +1,247 puntos combinados, la mejor jamás registrada en la liga.
La defensa también fue vital. El Thunder permitió solo 106.6 puntos por cada 100 posesiones, 2.5 menos que su inmediato perseguidor. Ningún equipo había mostrado tal diferencia desde los Spurs de 2016.
Los números lo dicen todo: 64 victorias por más de 10 puntos, 48 por más de 15 y 12 por más de 30. Además, cuatro de estas palizas llegaron en los playoffs, algo inédito. La superioridad fue tal que su título parecía inevitable.
Finalmente, desde la televisión en el vestuario, Haliburton tuvo que ver a Shai y compañía levantar el trofeo. Un cierre cruel para los Pacers, y glorioso para una franquicia que, con talento y físico, impuso una nueva era en la NBA.
Por: Rodolfo Mendoza