CAI vs Tauro: el 'vikingo' vuelve a asaltar el torneo

Análisis táctico de la final de la LPF disputada en el estadio Rommel Fernández entre CAI y Tauro. Partido que coronó al equipo chorrerano

Jaime Alvarado
Por Jaime Alvarado
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El CAI actualmente se muestra intratable, sin grietas aparentes y edificando un proyecto que tanto en el césped como fuera de él ofrece solo certezas. Certezas que también logró transmitir Fran Narváez en su duelo particular contra su homólogo en los banquillos, Diego Gutierre, técnico de Tauro . Desde una solidez en su bloque algo atascado en el primer tiempo, hasta una dirección de campo magistral que solo ratificó lo que es actualmente: el mejor entrenador de la LPF.

Los XI's

Tauro repitió su éxito de las semifinales y partió con los mismos hombres en un 4-3-3. Jan Vargas, Negrete, Asprilla y Vence en defensa, con Botello como mediocentro posicional, Gudiño con licencia para apoyar o pisar un escalón extra si lo requería el equipo; Camargo y Medina ensanchando fuera, pero viniendo a ofrecerse dentro (especialmente el primero). Hernández por detrás del punta y Goluz estirando línea o fijando.

Por otro lado, CAI apostó por un bloque más conservador en sus nombres desde el 4-2-3-1. Narváez dispuso de su primera línea de defensas más habitual, con dos pivotes de corte más defensivo como lo son Hurtado y Fields, Águila en una posición superior como medio enganche, sumados a Contreras y Serrano fuera, pero viniendo dentro a sumar progresión por carriles interiores, y Small en punta en funciones de 9 ataca-centrales.

Ambos equipos, si bien no esquematizaron de forma similar, sí que plasmaron ciertos aspectos con detalles que se parecían entre sí: saltos a presión con cierta similitud pasando de un 4-1-4-1 a un 4-2-3-1, e incluso al 4-4-2 por momentos si los dos tenían que perder altura. Ambos también priorizando cierre de carriles centrales buscando igualar dentro con uno de los pivotes saltando sobre el del rival, extremos que se intentaban cerrar en intermedias para tener tiempo de ajustar con los de dentro o gestionar pase al lateral y otras variantes vistas en el encuentro.

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En el dibujo se aprecia los saltos a presión de Tauro cuando CAI tenia la pelota

En el dibujo se aprecia los saltos a presión de Tauro cuando CAI tenia la pelota

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En el dibujo se aprecia los saltos a presión de CAI cuanto Tauro tenía el balón. Vargas fue liberado muchas veces cuando se orientaba presión.

En el dibujo se aprecia los saltos a presión de CAI cuanto Tauro tenía el balón. Vargas fue liberado muchas veces cuando se orientaba presión.

Claves

Los dos conjuntos buscaron derribar la presión del bloque medio que cada uno disponía casi de forma idéntica. CAI intentando conectar por dentro con alguna recepción de Águila, o con Contreras, y por el lado taurino Camargo y Hernández buscaban emular lo mismo. Los chorreranos en presión liberaban a Jan Vargas muchas veces para que fuera el hombre fuerte en la salida de balón y esto le permitió tener un control del bloque, pues Vargas no conectaba bien sobre los descensos de Hernández o Camargo. Aún así, este último se vio muy bien cuando cayó sobre la izquierda y permitía ganar metros a los suyos. El colombiano en cambio tuvo una actuación discreta fallando controles y acelerando, por su propia tipología, el juego interior antes de tiempo. Esto quitaba progresión limpia a Tauro.

Las salidas exteriores fueron más sostenibles para los de Gutierre, y sacaron provecho también de algunas desconexiones de los centrales del equipo Vikingo tras un reinicio de jugada luego de un balón parado, como en el gol. En CAI pasaba algo análogo, no lograba asentarse bien por dentro y tuvo que recurrir a algún balón largo o búsqueda por fuera. Así llegó ese tempranero gol, con Serrano comiéndole la espalda a Vence en uno de sus intentos de persecución. El lateral tenía la tarea de apretarlo sin darle margen para recibir cómodo y encarar. Era una situación explotable pero no se repitió, en parte porque Vence logró medir mejor cuándo pisarle de cerca.

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En CAI pasaba algo análogo, no lograba asentarse bien por dentro y tuvo que recurrir a algún balón largo o búsqueda por fuera. Así llegó ese tempranero gol, con Serrano comiéndole la espalda a Vence en uno de sus intentos de persecución. La lateral tenía la tarea de apretarlo sin darle margen para recibir cómodo y encarar. Era una situación explotable pero no se repitió, en parte porque Vence logró medir mejor cuando pisarle de cerca.

De hecho, esa falta de continuidad en algunas secuencias obligó a Águila a tener que ser referencia por delante de medios rivales y no por detrás, perdiendo sujeciones arriba en algunas situaciones. Ya de por si CAI suele ser un conjunto que usa 6 hombres (defensas y pivotes) en salida por lo que cada caída de Rafa a la base empeoraba el juego interior, y hacia perder un elemento u obligaba a Hurtado a ocupar una zona que no le viene tan bien. Y cuando Águila se movió más arriba siempre un central lograba apretarlo saliendo de zona e incomodarlo. Las posesiones de CAI se resintieron.

Fue un partido en el que la amplitud brilló un poco por su ausencia para combatir la estrechez de los rivales, con lo cual quien ganase el carril central tendría muchas opciones de llevarse el trofeo.

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Rafa Águila en el primer tiempo tratando de sacar el equipo situándose en la segunda altura.

Rafa Águila en el primer tiempo tratando de sacar el equipo situándose en la segunda altura.

Rafa águila 2.png

Golpe de timón

El segundo tiempo fue un masterclass de Fran Narváez y su ya consagrada dirección sobre el césped. Incorporó a dos hombres para potenciar el juego interior del equipo en su totalidad, entendiendo perfectamente las necesidades del partido, y desde aquí, logró girar y dominar la progresión de los suyos. Con ‘Lipo’ Ávila y Valverde en el campo, aunado al descenso definitivo de Rafa Águila como gestor de la base integra, Tauro se vio obligado a ceder metros tras cada salto a presión.

Cuando Hernández y Gudiño emparejaban o salían un poco para formar el 4-1-4-1, Valverde y ‘Lipo’ siempre apoyaron abajo, colocándose en intermedias en zonas donde no podían ser referenciados con facilidad; entre líneas y con espacios para voltearse dieron vida a cada jugada. Dinamizaron. Y siempre el pivote que se escalonaba quedaba en situación de inferioridad o dos contra uno (la mayoría de las veces era Botello). Rafael en su zona, jugando de cara, también pasó a dar un salto de calidad. La pelota ya viajaba mejor de una altura a otra y con Fields como continuador, la circulación de CAI tomó otro color.

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Valverde 2.png
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Con estas variantes, los vikingos, si bien incrementaron su tenencia y la facilidad para construir salidas hacia adelante, aún no encontraban la claridad para ver el arco de frente. Esa última arista la puso Stewart con su ingreso. Fijó centrales, los estiró con alguna ruptura y le dio al equipo un pivoteo útil para poner de cara los atacantes chorreranos. Los tres cambios ofensivos de Narváez pusieron su granito de arena para colocar otra estrella en el equipo bicampeón, un CAI que de momento no se quiere bajar del podio.

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