El Chelsea se proclamó campeón de la Conference League tras arrollar al Real Betis con un 1-4 en la final disputada en Breslavia. El gol inicial de Abde hizo soñar a los de Pellegrini, pero el conjunto inglés terminó imponiendo su jerarquía y experiencia europea.
El primer tiempo fue una ilusión para el Betis. Con un gol tempranero de Abde, el equipo andaluz soñó con su primer título continental. En ese momento, la dedicatoria ya tenía nombres escritos: papá, mamá, el abuelo, y leyendas como Del Sol, Gordillo o Joaquín. El Chelsea, mientras tanto, parecía desconectado, con la posesión pero sin profundidad.
En esa etapa brilló Isco, dueño del mediocampo. Fue el que más pases completó en el último tercio (20), generó más ocasiones (2) y lideró en regates exitosos (2). Con 23 participaciones directas en goles esta temporada, cerró su mejor campaña en la élite antes de sumarse a la Selección.
Sin embargo, todo cambió tras el descanso. El Chelsea, con un plantel tasado en más de 900 millones y armado con 1.500 millones de inversión reciente, sacó a relucir su potencia ofensiva. Cuatro goles en la segunda mitad, incluidos destellos de Cole Palmer, acabaron con la esperanza bética.
El técnico Enzo Maresca había advertido que el dinero no garantiza títulos, pero lo cierto es que este título valida el multimillonario proyecto encabezado por Todd Boehly y Clearlake Capital. Solo en los protagonistas de la final, los londinenses invirtieron más de 300 millones de euros.
El triunfo además tiene un valor simbólico: pone fin a una racha de nueve finales europeas consecutivas perdidas por equipos ingleses ante clubes españoles. No ocurría una victoria así desde el Liverpool-Alavés de 2001. Con este trofeo, el Chelsea se convierte en el primer club en ganar todas las competiciones europeas.
El regreso a la Champions League, asegurado con su cuarto puesto en la Premier, redondea una temporada que devuelve al Chelsea al lugar que considera propio: la élite de Europa. Ahora, el reto será mantenerse.
Por: Rodolfo Mendoza