París, 15 sep (EFE).- El Mónaco, una pequeña ciudad-estado regida por una monarquía, ha encontrado al príncipe de su club de fútbol: se trata del extremo portugués Bernardo Silva, fundamental en la victoria europea del miércoles ante el Tottenham inglés.
El 1-2 que arrancó en el legendario Wembley de Londres ha arrancado los aplausos de la prensa e hinchada francesa. Los monegascos doblegaron a un club con una plantilla en teoría mucho más poderosa: el plantel de los ingleses está tasado en 370 millones por los 164 de los monegascos.
De entre los futbolistas que sobresalen en el Mónaco, Bernardo Silva (Lisboa, 1994) es el que habla más alto.
En una plantilla en la que el colombiano Radamel Falcao progresa poco a poco para recuperar su brillo de antaño, el pequeño Silva (1,71 metros) atrae los focos, como sucedió anoche ante el Tottemham.
En el minuto 15, arrancó sobre la derecha, progresó hacia el área y descargó un remate fuerte y ajustado que abrió el triunfo del Mónaco, que sitúa al Principado un poco más cerca de los octavos de final de la 'Champions'.
El internacional portugués está bendecido con una zurda de seda, que utiliza con inteligencia, ya sea para asistir a compañeros, descubrir espacios, deshacerse de rivales o para chutar, como hizo anoche en Wembley.
"El Príncipe" o "El Mago" son adjetivos que la prensa ha utilizado para describir al "jugón" portugués, producto de la cantera del Benfica, la más prolífica en Portugal en el último lustro (Renato Sanches y André Gomes, los mejores ejemplos).
"Hizo un buen partido. Creó muchos problemas a los adversarios, tanto en la fase de transición al ataque, como en la fase de guardar el balón", consideró el entrenador del Silva, el también portugués Leonardo Jardim, un sagaz técnico acostumbrado a armar sólidos equipos.
Bernard Silva fichó en el 2014 por el Mónaco, el club propiedad del magnate ruso Dmitri Rybolóvlev que guarda una relación privilegiada con el poderoso representante de jugadores Jorge Mendes, que precisamente trabaja con Silva.
La contratación causó entonces extrañeza. El club de Rybolóvlev se comprometió a pagar 15,75 millones de euros por un joven futbolista que apenas había realizado tres partidos oficiales con el primer equipo del Benfica.
Disipó las dudas rápidamente. En la 2014-2015, jugó 45 partidos, sumó 10 goles y llegó a los cuartos de final de la 'Champions'; en el siguiente curso (2015-2016), participó en 44 partidos y sumó 7 tantos.
Y no lo hizo mejor por una lesión que le obligó a perderse el final de temporada y le retiró de la Eurocopa de Francia del 2016, para la que el seleccionador de Portugal, Fernando Santos, le iba a llamar.
Se perdió la victoria de los lusos en el torneo, pero Santos continúa confiando en su calidad.
En septiembre marcó un gol en el amistoso ante Gibraltar (5-0) y fue titular en la derrota ante Suiza (2-0), en partido valedero para el Mundial de Rusia del 2018.
Antonio Torres del Cerro