En su estreno en el renovado Mundial de Clubes, el Manchester City venció 2-0 al Wydad marroquí, aunque dejó la sensación de ser un equipo en busca de sí mismo. La reaparición de Rodri, clave en el esquema de Guardiola, trajo algo de equilibrio, pero el ritmo y la contundencia siguen siendo una deuda pendiente.
El tanto inicial llegó pronto, con Phil Foden firmando un gol tras una buena conexión con Savinho y un error grave del portero rival, que despejó al corazón del área. Foden, esta vez retrasado en el campo, actuó como segundo mediocentro y se mostró participativo en todas las zonas del campo. Fue lo más destacado en un partido plano.
Junto a él, el debut de Tijjani Reijnders fue una bocanada de aire fresco. Vertical, atento a los espacios y con buen criterio, supo conectar con Doku en varias ocasiones. En cambio, Cherki, quien ocupó el lugar de Haaland como referencia ofensiva, se perdió en medio de la asfixia táctica y la falta de espacios.
En defensa, el City evidenció desajustes peligrosos. El joven Vitor Reis mostró falta de conceptos y seguridad, quedando expuesto en varias jugadas. A pesar de la debilidad del Wydad, un par de contras casi terminan en sustos mayores. Guardiola tendrá que trabajar con él si pretende usarlo como recurso fiable en esta competencia internacional.
Rodri, por su parte, disputó 30 minutos tras solo 8 en su regreso en Premier, y aunque aún le falta ritmo, su presencia devolvió algo del control habitual al City. También ingresaron Bobb y Haaland en ese tramo final, con la idea clara de recuperar sensaciones sin agotar a las piezas clave.
La sentencia llegó en un córner: Foden puso un balón preciso y Doku, sorprendente en el área, se anticipó a todos. Fue el 2-0 que definió un partido con aroma a ensayo de pretemporada, sin brillo ni urgencia, pero que suma para un equipo que necesita recuperar su identidad si quiere aspirar al título del Mundial de Clubes.