Es difícil poder concluir mucho de un partido que termina 0-0 y en el que las ocasiones escasean. Ese fue el caso del clásico panameño que disputaron Tauro y Plaza Amador por la jornada 14, un encuentro soso y sin un dominador claro donde la paridad se hizo patente en cada zona del campo.
¿Cómo lo hizo? Dibujó un sistema en 2+4 - que evidentemente dependía mucho de altura de bloque rival - y mediante este busco salir con asociaciones en corto. Funcionó poco, pero Plaza si logró llegar hacia el último tercio en algunas secuencias. La estructura presionante de Tauro colaboró a ello, pues gracias a algunos descensos de los puntas (Buitrago o Jesús) o de Ovidio López los pivotes placinos conseguían hacer el enlace con los de arriba y de ahí trasladar hacia el tercio deseado. Al Tauro presionar con uno de los pivotes fuera de posición, Gudiño quedaba algo expuesto sobre sus costados y se producía lo comentado. Luego Plaza se atascó por falta de inventiva y creatividad, aunado al buen quehacer defensivo del conjunto taurino.
Destacó sobre todo Buitrago, que ya de por si es habitual verlo más en ¾ actuando como hombre conector. La sensación es que cuando se daba con él, los leones se asentaban mejor gracias a sus apoyos y giros.
En el lado albinegro el ataque fue distinto. Si Jorge poblaría su zona de construcción, Perlo haría lo opuesto enviando más jugadores por delante de la línea del cuero. El objetivo era tener gente arriba para poder ganar la caída y la segunda jugada, un juego más directo. La otra manera de viajar, era que, si se hacía circular la posesión por bajo y se llegaba de un lado a otro se buscaría de forma rápida a los extremos. De hecho, fue la tónica enviar constantemente a Medina para que desequilibrara a su par natural por banda y así llevar al equipo a sitios de peligro.
Los cambios de ambos bandos trataron de apuntillar al contrario. En ambos equipos si que pesaron, pero no lo suficiente como para reflejarlo en el marcador. Por el lado de Plaza, Orelien, que mediante su visión privilegiada y toques de seda consiguió que su equipo llegará de forma más diáfana a lugares definitorios. Muy bien jugando de espaldas, descargando y filtrando.
En el Tauro, tanto Córdoba como Gorday, también le dieron una marcha extra al conjunto. El último en especial se mostró bastante dañino jugando por fuera, encarando y atreviéndose a retar a su marcador. Un encuentro donde las ventajas reales se dieron en muy pocos casos y donde los dos equipos se anularon desde sus planteamientos. Un Clásico que sabe a poco.