5 de diciembre de 2023 - 17:19

Análisis Panamá Mayor 2023 (I): La polivalencia de Bárcenas

Análisis táctico de Bárcenas en su último año con la selección de Panamá: estadísticas, conducta posicional y funciones

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El año futbolístico de Panamá en la selección mayor ha sido bastante bueno. Uno que ha significado la consagración de algunos futbolistas y la reactivación de otros, que ya se daba por sentado, habían dejado su mejor rendimiento dentro del ciclo del combinado nacional. En este primer texto de una de serie análisis de fin de año, ponemos el foco en el mejor ejemplo posible: Édgar Yoel Bárcenas. El jugador colonense ha pasado de chocar con la intermitencia a ser una pieza capital dentro del engranaje del equipo de Thomas Christiansen. Y quizás, a opositar por entrar al podio de los mejores futbolistas del año en Panamá. Su descubrimiento o más bien, redescubrimiento, ha sido poder catalizar su futbol pausado, técnico y de retención en un soporte sobre el cual dar mayor consistencia a 'La Sele’. Lo que antes era anodino e inservible ahora parece necesario. Lo ha hecho desde distintos lugares y con diferentes funciones, nunca perdiendo la identidad de su juego.

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Mapa de calor de Edgar Bárcenas durante la Copa Oro 2023

Mapa de calor de Edgar Bárcenas durante la Copa Oro 2023

“Un 10 que más que generar lo que hace es aguantar”

Es una frase de una autoría ajena (escrita por el tuitero @Skrying), pero que bien puede ser el punto de partida para explicar a que juega Yoel. Si bien la expresión no deja de tener un componente peyorativo es bastante descriptiva: “Bárcenas juega a aguantar”, como si no perderla tuviese que ser un aspecto estrictamente negativo, y al no generar, su fútbol quedase vacío. Pero, ¿Bárcenas es realmente un 10 o es que atendemos al dorsal que usa cuando se pone la elástica? ¿Es enganche? ¿Es extremo? ¿De que juega? ¿A que juega?

En el futbol se tiene la manía de rotular todo aquello que no tiene un nombre para intentar darle un sentido. Pero no todo en el juego se puede categorizar. Antes que posiciones, zonas y sitios sobre los cuales un jugador se mueve, está la función que ejerce; lo que realmente importa. Entendiendo este axioma, Bárcenas ha logrado la constancia dando cabida a su “nuevo rol” dentro de la escuadra canalera. Y es que, ante todo, es un futbolista que sirve a los intereses del equipo. Por la necesidad y falta de opciones para conseguir un jugador fiable sobre los carriles en el predilecto sistema de Christiansen (523/343), el ex de Árabe ha terminado actuando de comodín para todo cuando se han presentado bajas. Ya sea jugando arriba en la línea de 3 atacantes - fungiendo como enlace por sus condiciones más propias de volante que de delantero - o más retrasado acudiendo como un carrilero que ocupa ser el jugador más ancho en el campo. En dos o tres puestos e indistintamente del costado sobre el que se pare, sus cualidades han sido oro para el resto. Función y rol antes que posición.

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Secuencia que plasma a la perfección las virtudes de Bárcenas jugando como Carrilero

Secuencia que plasma a la perfección las virtudes de Bárcenas jugando como Carrilero

Pausa desde el carril, pausa para jugar

Especialmente en la teórica zona del campo donde podría ser menos efectivo ha encontrado su mejor versión (carrilero): estirando y siendo amplio como tarea primaria, yéndose dentro si la jugada le pide cooperar con los mediocampistas y poniéndose el mono de trabajo cuando tocaba replegar en defensa. Es en la última arista donde su capacidad reaprendizaje y versatilidad se han hecho notar. Ahí ha dejado muestras de una evolución ascendente. De su primer encuentro contra México – donde erra de manera flagrante – hasta ahora, casi no quedan atisbos de aquel futbolista que se mostraba frágil sin balón. Tanto a la hora de sobreponerse al duelo contra el par que le toque, yendo y abandonando la línea si se le obliga, o manteniéndose en altura con la misma, referenciando siempre balón y marca, su imposición ha sido total. A nivel físico se muestra muy capacitado a pesar de tener que bajar o subir con recurrencia. Sus buenos partidos empezando por la Copa Oro y cerrando con los enfrentamientos en Liga de Naciones le han catapultado.

A este cumulo de atributos le ha añadido su tan marcada retención, la clave para todo. Su pausa significa tiempo, porque desde ahí, y sobre todo si juega tan abajo o en una zona intermedia, Panamá suele ganar seguridad contra presiones adelantadas. La esconde, da el número de toques necesarios y las piezas a su alrededor consiguen los segundos necesarios para ubicarse correctamente e instalarse arriba. Favorece que se incline el lado fuerte por donde crece la jugada y aporta sus recursos en estático en esos circuitos de asociación: paredes, 2vs2, gambeta corta, centros, pases de continuidad, etc.

Esa parsimonia y poca precipitación también repercute positivamente tras robar. Si lo logra no se inmuta, no busca el contragolpe directo si no hay opción de salir, se toma tiempo, conduce y vuelve a extender los intervalos de posesión que permitan al resto pasar de defensa a ataque. Esto aderezado con entregas precisas que no pongan en aprietos al futuro receptor. Brinda soluciones.

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Gráfico con estadísticas de Bárcenas y su comparativa

Gráfico con estadísticas de Bárcenas y su comparativa

¿Y sus números?

En el otro capítulo están sus cifras si atendemos sus últimos 3 años (comparando el periodo 2021/2022 al 2022/2023). Y es que ha encontrado ese equilibrio para poder ser productivo: sus decisiones parten de ralentizar el juego y después acelerar/finalizar cuando la situación lo requiere. Ahora genera. Esto se traduce en guarismos que hace 2 años no tenía. Lo más representativo es que entre 2021 y 2022 no creó números frente a la portería, se fue a cero en goles y asistencias. Nunca ha sido su virtud más sobresaliente, pero en este 2023 si ha pesado de cara a puerta: 4 goles y 1 asistencia es un cambio bastante notable. Eso también se ha visto a la hora de rematar y su efectividad (16 tiros en el último año con 50 % de acierto contra los 17 y 35% de acierto de 2021). También convierte más pases largos (21 por los 14 anteriores) y un mayor numero de centros y precisión de estos (32 y 50% contra 24 y 20%). Eso si, regatea menos por el riesgo que presupone hacerlo siendo un componente de línea defensiva. Lo comentado anteriormente sobre su protección del balón también es visible en sus cifras de perdidas de pelota: 90 contra las 105 de hace dos años. Y muy pocas en campo propio a pesar de iniciar muchas veces desde primeras alturas (solamente 30). Sus recuperaciones también son una parcela para destacar: en este último año tiene 60, 29 en campo rival por las apenas 43 de antaño.

Luego de críticas, disparidad de opiniones sobre su rendimiento y falta de cabida como un absoluto indiscutible, el polivalente jugador parece haber alcanzado la regularidad con Panamá. Afrontando las vicisitudes que se le presentaban y siendo resiliente. A sus 30 años, Bárcenas se ha convertido en una de las mejores noticias en clave selección.